Conquistado el imperio Chimú por el imperio incaico, cuya dominación duró desde el año 1400 más o menos hasta 1582. Todos los pobladores de los diferentes valles mochicas, que formaban el Chimú, sufrieron la consiguiente transformación de su cultura, entre estos los pobladores de Cinto , Collique y Etin, poblado éste último que poco o casi nada se le pudo hacer cambiar es sus costumbres; tal vez si en su religión, se impuso el culto al sol y a la luna, así como a su gobierno, agricultura, industria, música, bailes, vestidos, etc; pero en su idioma no pudo prosperar el quechua y prevaleció el mochica en toda su pureza, aunque con el nombre de YUNKA o YUNGA.
Sus vecinos más próximos eran, por el Este los repaneques y por el Norte los callancas, cuyos valles estaban regados también por las acequias Lémep y cuyas costumbres, idioma, religión y demás eran idénticas en absoluto.
Noticia de la llegada de los Españoles. Probablemente desde Francisco Pizarro y sus hueste españolas desembarcaron en Tumbes, ya los pobladores de los valles de Cinto y Collique y Etín tuvieron noticias de llegada de estos blancos y barbudos que venían en son de conquista y no hay duda de que asimismo Etín supo que estos extranjeros habían llegado al poblado de Collique en los primeros días de Noviembre de 1532 y que luego pasaron por el camino del Inca y tomaron el chasqui hasta llegar a Cajamarca.
Fin de la cultura Mochica Etenana. Dice el padre Luis Arroyo en su libro "Los Franciscanos y la Fundación de Chiclayo", de acuerdo con lo que escriben los historiadores Manuel Odriozola y Antonine Tíbesar: "Entre los primeros lugares evangelizados por los franciscanos en el Perú, cabe enumerar las cercanías de Chiclayo; pues en 1533, según Odriozola y el padre Tíbesar, o sea el año siguiente de la entrada de Pizarro a Cajamarca, un franciscano, el padre Alonso de Escarcena, cuya santa vida y milagros describiremos más adelante, había venido de Cajamarca a catequizar los nativos de la vecindad de Lambayeque, que eran principalmente, los indígenas de los repartimientos de Cinto y Collique.
El poblado de Etín que se encontraba todavía con sus viviendas diseminadas por el valle en el repartimiento de Collique, fue uno de los que principió a recibir la transformación de su religión, lengua y costumbres con las enseñanzas del padre Escarcena, que vivió por estos valles, por lo menos hasta el año 1535.
ETÍN, quedó pues desde entonces en este lugar convertido en pueblo con nombre de ETEN, que le dieron los españoles, ahí los etenanos construyeron sus habitaciones, siempre con cañas, carrizos y barro, pero con nuevos estilos.
Se inicia la vida cristiana del pueblo de ETEN. En 1561 formado el pueblo cristiano, los mochicas etenanos construyeron su convento de SANTA MARIA MAGADALENA y a cuyos oficios religiosos, acuden los pueblos vecinos que se van formando, como Amaqueros, Alcabaleros, Chuspo (Callanca) y Repap (Reque)
Ahí, agricultores, pescadores, alfareros, tejedores, plateros, forman la población etenana que vive en un ambiente de tranquilidad, de humildad y gran fervor católico como pueblo cristiano.
La enseñanza de la doctrina cristiana y de los servicios estaban a cargo de los padres Franciscanos del convento SANTA MARIA MAGDALENA, el orden gubernativo a cargo del gobernador con cuatro mayorales y la justicia y los servicios comunales a cargo de dos alcaldes y regidores. Además tenía su cacique, como lo tenía Reque, Collique, Chiclayo, y otros pueblos de la región.
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