viernes, 13 de febrero de 2009

CELEBRACIÓN POR DIA DE LOS MUERTOS EN CIUDAD ETEN


DÍA DE LOS MUERTOS EN CIUDAD ETEN

Como ritual católico se estableció el 2 de Noviembre como Día de los difuntos, pero el culto a los muertos en el Perú se presenta desde la época Pre-Incaica, ya Miguel Cabello Balboa nos relataba en 1586 que había Indios e Indias, maestros para este menester con dones van allí a derramar vanas lágrimas........ posiblemente son costumbres que se han practicado desde inmemoriables hasta el momento Inca, según se observa en los dibujos de Huamán Poma en siglo XVI, donde los naturales sacaban a pasear en fecha determinada a las momias reales del Cuzco.

El Dr. J.M. Valega en su obra "Virreinato del Perú " 1939, manifiesta que fue costumbre colonial, en el Perú, la solemnización del Día de los Difuntos y que la sociedad entera trasladaba al Campo Santo, a ofrendar a los muertos, con una oración, una flor que tal vez representa el ánima como en la sierra?, un recuerdo y que la inquietud de estas honras fúnebres y el afán de las romerías el día de los difuntos proviene del Concilio de Oxford, en 1222, que adoptó la Institución de Abad Cluny, Generalizada en los conventos de la Orden, de conmemorar el 2 de Noviembre de cada año el día de los difuntos, con la para que las almas de los muertos, todavía impuras, reciban auxilio de los vivos con oraciones y rogativas, y puedan ganar la eternidad de la gloria.

El Perú con su tradición y herencia milenaria sigue aún manteniendo viva su riqueza ancestral floklórica en cada una de las diversas comunidades que la conforman. Salir de los límites de las grandes ciudades es ingresar a un mundo diferente, con costumbres que practican desde tiempo pre-colombinos. Cada paso que damos a través de los grandes arenales de la costa, por las alturas de la sierra o en la exhuberante selva, vamos observando escenas vibrantes, que sólo se encuentran en las crónicas descritas por los conquistadores españoles y mestizos como Huamán Poma, Garcilaso de la Vega, etc.

Uno de estos pueblos, donde todavía se conservan las tradiciones ancestrales de nuestros antepasados, es ETEN, que se encuentra ubicada a 20 minutos de Chiclayo, distancia a 752 kilómetros al norte de la Ciudad de Lima, capital del Perú.

Eten, ha sido siempre depositaria de importantes recursos históricos, a pesar de su condición modesta de sus pobladores. Así tenemos la aparición del Divino Niño Jesús en 1649 una noche del miércoles 2 de Junio, y es aquí que desde hace tres siglos su capilla es el tercer templo eucarístico más importante del mundo entero después de Belén y Roma; Middendoril, explorador Alemán, ya en su obra "Perú" (Perú, Beobachtengen und studien uberdas land und Bewoher : 3 vol, Berlín 1893-5), decía que los habitantes de Eten han vivido muchos años en completo aislamiento, casándose unicamente entre ellos, y conservando sus antiguas costumbres, así como su indumentaria típica. Sin embargo lo que diferencia ante todo a los habitantes de Eten de los demás de la región, es su idioma, la misma que era antiguamente la dominante en toda la costa norte del Perú. Según testimonio del Cura y Vicario de Reque, Don Fernando de la Carrera en 1644, se hablaba todavía la lengua Mochica o Chimú. Existen algunos testimonios que hasta hace pocos años se encontraban pobladores, que seguían manteniendo el idioma y que sólo en forma reservada lo daban a conocer (J. Rondón Salas).

En el plano arqueológico, Eten puede ser considerado como uno de los yacimientos pre-históricos más importantes de la costa norte del Perú detectado como consecuencia del levantamiento del Plano Arqueológico de Lambayeque a cargo del CEAL, es muy posible la existencia de asentamientos culturales pre-cerámicos y que han ido evolucionando por todas las etapas culturales pre-hispánicas que demuestran una secuencia ocupacional hasta nuestros días. Tormentas de arena obligaron a la población que habitaba en las laderas del cerro de Eten a emigrar hacia la playa distante a unos tres kilómetros, probablemente debajo de toneladas de arena se encuentren sepultados restos ocupacionales del pasado peruano conteniendo invalorable información científica.

Todos estos antecedentes y su ubicación geográfica sobre tierra poco cultivable, mantiene su tecnología casera hasta cierto punto y han influído para que se siga conversando mucho la secuencia folklórica del pueblo, una de estas manifestaciones populares es la celebración del Día de los muertos que se realiza el 2 de Noviembre de todos los años y en el que participan casi la totalidad de la población dedicándolos dos días a rendir homenaje a sus muertos.

Para conseguir esta historia, que suponemos tiene mucha importancia, se tuvo que participar a cada uno de los actos celebratorios, los cuales se indican desde las primeras horas de la mañana y duran hasta el anochecer.

La ceremonia tiene su inicio en casa de los mayordomos, que son personas elegidas por la cofradías. Los mayordomos deben tener cierta solvencia económica y ser los más visibles de la ciudad, ya que tendrán que ofrecer lo mejor a todos los invitados y en algunos casos son gente que proviene de otras comunidades distantes a más de 50 kilómetros.

La organización de la festividad para el día de los Difuntos, se inicia con la elección anual de los mayordomos por intermedio de las cofradías, instituciones dedicadas a preservar las costumbres tradicionales de este día. Todos los años se eligen tres mayordomos que son encargados de la preparación del cementerio, otros los de la capilla y el de más importancia el de trasladar la imagen de Jesucristo Yaciente, que es transportado del cementerio como si se tratara de una persona recientemente fallecida y en el que participa toda la comunidad.

Estas celebraciones tiene aspectos católicos, basados en la tradición pre-católica, es así que la capilla del Puerto Eten está construida sobre una huaca o talvez una área sagrada pre-colombina. Todos los años la misa ha sido oficiada por un sacerdote católico, pero últimamente no se ha efectuado esta ceremonia porque el cura de la ciudad ha prohibido que se festeje el día de los difuntos como acostumbran los pobladores de Eten, porque considera que la ceremonia son derivados de ritos paganos. Esto nos hace recordar cuando en época de la colonia se dispuso la eliminación de las idolatrías. Pero a pesar de esta prohibición, los etenanos han efectuado ellos mismos sus celebraciones.

En la ceremonia cada cofradía con sus mayordomos e invitados, asisten por grupos separados y con acompañamientos de banda de músicos al cementerio para dar inicio a las celebraciones fúnebres de ese año en homenaje de todas las ánimas. A los asistentes les obsequian estampas y unas pequeñas bolsitas de tela que contiene tierra, probablemente son ofrendas simbólicas. Una vez que los mayordomos han llegado con sus invitados al cementerio se da inicio la visita de los deudos, unos llevan flores otras ciertas ofrendas y hasta se observa que los lugareños se ponen en actitudes como si estuvieran conversando con sus tumbas, con tal realismo como si se tratara de una persona viva; les contarán sus problemas o tal vez sus alegrías.

Otra observación interesante es la presencia de mujeres profesionales del rezo, quienes ofrecen sus servicios a los visitantes para rezar y llorar por ellos. Y es así que estas lloronas o plañideras van pasando de tumba en tumba ofreciendo sus servicios que son muy solicitados. Su trabajo concluye cuando todos los asistentes se dirigen a la casa del mayordomo para dar inicio al banquete que comienza con el desayuno y que continuará ininterrumpidamente hasta el día siguiente, en el que ofrecerá un almuerzo para todos los asistentes. Participan también de la reunión los músicos en el que sólo tocarán música no festiva.

El 31 de Agosto de 1786, el Virrey Croix emitió un bando prohibitorio para eliminar la costumbre de utilizar las lloronas en los velatorios, pero a pesar de esto, a seguido perdurando esta costumbre a través del tiempo (papeles varios, Bib.Nac. Tomo 38). Y es en Eten donde los servicios de las rezadoras o lloronas aún se utilizan y seguirán con la tradición a través de los siglos. y así después de dos días de celebraciones el Jesucristo Yaciente que está dentro del ataúd de cristal es conducido a la Iglesia del pueblo, para que lo guarden hasta el año siguiente, donde nuevos mayordomos darán inicio nuevamente las celebraciones del 2 de Noviembre.

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