viernes, 13 de febrero de 2009

LA SEMANA SANTA Y LA BURRITA DE DOMINGO DE RAMOS

LA BURRITA DE SEMANA SANTA EN CIUDAD ETEN

Para los cristianos es una maravilla saber que en épocas anteriores, mas o menos hasta mediados del siglo XX, érase una burrita, quien convenció con sus encantos a los pobladores del pueblo mochica. Esta nívea burrita sierva de Dios era criada por todos los pobladores etenanos; caminaba con paso gallardo, alegre y juguetona por todas las calles de la ciudad. Los niños, niñas, ancianos y ancianas al verla saltaban de alegría; llenaba de encantos a los pobladores, ella no ensuciaba las calles ni se meaba, era higiénica. Sabía las reglas de la salud. El color blanquecino de este alegre animalito y la frescura de su presencia transmitía a los pobladores esa alegría contagiante, como si el mejor amigo del hombre se había convertido en una acémila. Su feminidad y su aspecto físico parecía como si estuviera preñadita, ancona por cierto, robusta y llena vida.
Ahora, se preguntará el foráneo, ¿quién será el dueño de este hermoso jumento?, la respuesta de los citadinos será seguramente ¡De todos!
Y, por qué tenemos que darle tanta importancia a un animal cualquiera que pasea por las calles. Muchas pueden ser las respuestas y las objeciones, pero aquí está el quid del asunto, este amigable animalito era cristiano, piadoso, religioso y hasta por último devoto de “Domingo de Ramos” y mas aún era integrante de la cuadrilla de cargadores del santo “Domingo de Ramos”. Cosa curiosa.
Sucede que cada año al celebrarse la semana santa, el cura de ese entonces mandaba a buscar a la fiel devota de carga, animalito ungulado, quien se haría cargo de pasear por las principales calles de la ciudad al santo patrón, pero antes deberá ser bañado y perfumado para realizar tal acción. Este borrico aceptaba benevolentemente el encargo y al escuchar que tenía que bañarse, alzaba las dos orejas, movía la cabeza en señal de acierto, hacía bailar la cola y saltaba alegremente. Todo ello era señal de semana santa. Por las noches el animalito paseaba al santo patrón acompañado de la banda y los creyentes, era increíble ver al cernicalito caminar al compás de la procesión, con paso firme y elegante, y lo mas curioso era ver al animalito subir grada por grada de la iglesia cuidando no dejar caer al santo, era precavida en estos acontecimientos.
Este cristiano animalito visitaba de casa en casa para solicitarles alimentos, cabeceaba la puerta y se paraba frente a ella hasta que le proporcionen el alimento; los pobladores muy contentos le tendían con todo cariño alguna ración.

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